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“The Avengers”: la franquicia de ensueño

26 abril 2019

“The Avengers”: la franquicia de ensueño

Corría el año de 2008 y la primera película de la gran saga de superhéroes de Marvel estaba naciendo con el genio millonario y carismático Tony Stark, Iron Man. Tan sólo un año después, Disney agregó el mundo de Marvel a su imperio y lo demás es historia.

The Avengers se ha posicionado como la saga más lucrativa de Hollywood, con 18 películas que han construido un mundo complejo, asemejándose al universo de los cómics, que después de 10 años llega a su final.

Seas fan o no, hayas sido de los afortunados que la vieron en la madrugada del 26 de abril, o esperarás pacientemente para verla, es muy interesante este fenómeno, simplemente porque todos sabemos al menos algo sobre él.

El poder mainstream que integra esta franquicia sigue demostrando que hasta el humano moderno necesita a un héroe en el cual creer.

Los héroes son casi tan viejos como lo es la escritura. El primero registrado, al menos en el mundo semi occidental, es el Poema de Gilgamesh (s. VII a. C.), perteneciente a la cultura Sumeria. En esta primera epopeya, cuenta la historia de Gilgamesh, quien va en búsqueda de la inmortalidad, después de presenciar la muerte de su mejor amigo. Al pasar por muchas peripecias, nuestro héroe entiende que la inmortalidad es sólo una virtud para los dioses y regresa a casa.

Esta idea de los seres superiores en alguna forma a los simples mortales, se terminó por gestar en los orígenes de la civilización occidental, precisamente en la cultura griega y sus dos epopeyas: la Ilíada y la Odisea.

Estas dos historias fundacionales escritas por Homero, han trascendido y el recorrido del héroe se ha emulado en un sinfín de historias. El humano que es obligado a salir de su zona de confort por un acontecimiento extraordinario, pasa por una serie de peripecias hasta que llega el punto de no retorno, en el que cambia, evade o muere, para luego regresar al mismo lugar transformado.

Aunque este recorrido podemos encontrarlo en cualquier historia (incluso Homero Simpson en todos los capítulos hace el viaje del héroe, sólo que él siempre evade), los personajes maravillosos siempre han encantado al ser humano.

Si pensamos en los primeros superhéroes modernos, los creados dentro de DC y Marvel, nacieron después de momentos difíciles en la historia humana, y hasta cierto punto fueron historias fundacionales dirigidas a los más pequeños, como el caso de Capitán América. Un héroe norteamericano que iba a pelear en contra de los nazis y aseguraba la victoria del bien.

A partir de los primeros héroes, quienes nunca se equivocaban, y siempre hacían el bien, más adelante los escritores y dibujantes decidieron hacer personajes más complejos y realistas. A veces el mal ganaba, muchos sufrían terribles accidentes que les daban los poderes y eran prisioneros de estos, sino es que la muerte y el desastre perseguían a sus seres queridos. Hasta que llegamos a textos tan oscuros como Watchmen en el que nos plantea un mundo real con superhéroes que te van a salvar, quieras o no.

El recorrido de los superhéroes en la historia es gigante, sobre todo si pensamos a los dioses como los primeros seres superiores que podían decidir sobre la vida de los seres mundanos. Zeus sin problema pudo haber creado un guante del infinito y desaparecer a la mitad del universo.

¿Acaso eso no fue lo que hizo el dios judío-cristiano con el Diluvio universal?

Entonces, ¿por qué es que nos gustan tanto los superhéroes?

Una de las grandes bondades de este tipo de historias actualmente, radica en que el género “superhéroe” no existe, sino que sólo son personajes, tan moldeables que en casi cualquier género cinematográfico pueden entrar. Así que podemos encontrarlos en historias de acción, drama, espías, policiales, thrillers, comedia, y casi cualquiera que te puedas imaginar.

Si a esto le aunamos nuestro irremediable amor por las historias grandilocuentes que propician los superhéroes, la maleabilidad para contarlas es un gran gancho. La comedia de Taika Waititi en Thor: Ragnarok (2017), no es comparable a la historia más seria y patriótica de Capitán América: el primer vengador (2011) de Joe Johnston.

Para la segunda película del Capitán América, los genios que lograron llevar a cabo el alocado sueño de Disney de crear una saga de 18 películas, los hermanos Russo, llegaron para darle un giro necesario a las películas: realismo; pero sin dejar de lado el asombro y la espectacularidad.

Por lo que, sin los efectos especiales que hoy se pueden crear, tal vez no tendrían el mismo público. Precisamente por esto, fue que las películas de superhéroes tomaron fuerza y un verdadero séquito de seguidores a inicios de 2000, cuando Spiderman de verdad podía columpiarse entre los edificios.

En un modo técnico, son simplemente majestuosas.

De igual forma, las historias que hablan sobre esa persona especial que salva al mundo, y que todos creemos ser, nos encantan. Ser especiales y únicos es una de estas premisas que no han envejecido a lo largo de los años, sobre todo si lo combinamos con un personaje rechazado como lo es Spiderman o Batman.

A lo largo de 10 años, en 18 películas, Avengers ha logrado conjuntar todo esto, personajes que hemos aprendido a querer y entender con el paso de los años, crear una conexión emocional con ellos (sí, nostalgia, el sentimiento favorito de Disney), que acertadamente, los hermanos Russo los convirtieron en trágicos. Ya que a pesar de sus poderes y entrenamientos sobrehumanos, se toparon con algo más fuerte, Thanos, el dios de la muerte, quien con un chasquido decidió la muerte de todos ellos.

Cabe recalcar que Avengers: Infinity War y Avengers: Endgame fueron grabadas en dos años, con sólo tres semanas de descanso para los hermanos Russo entre el rodaje de cada una, por lo que permitió que fueran consecutivas y los hoyos en la trama fueran más escasos porque no hubo tiempo entre cada una.

Así pues, aunque los héroes sean un gusto milenario en los humanos, al grado que entendamos el mundo de forma narrativa, las herramientas actuales (y no tanto) han creado un verdadero fenómeno masivo, al que todos asistiremos tarde o temprano, simplemente por no dejar.


Escrita por:

Nora Morales

26 abril 2019

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