People

El nervio del Caifán

25 abril 2019

El nervio del Caifán

Después de una larga espera hasta su regreso hace ya más de cinco años, Caifanes lo logró y reunió a su alineación original en el Foro Sol. Años después de este suceso, han realizado múltiples giras nacionales con algunas fechas en Estados Unidos, tocado en el Zócalo y Vive Latino, y ahora hacen lo propio en Machaca Fest, el próximo sábado 23 de junio en el Parque Fundidora de Monterrey.

Rememorando

Hace 15 años yo tenía un coche que tenía un estéreo con casetera. No era un auto moderno. Contaba con algunas cintas en buen estado y las escuchaba con frecuencia. Entre ellas, tenía una donde grabé los grandes éxitos de Caifanes. Hace 15 años, alrededor del kubrickiano año 2001, Caifanes llevaba separado seis años, un sexenio.

Para cuando editaron El Nervio del Volcán, ocho años antes, Caifanes era un grupo que se escuchaba en la radio y en las fiestas (“Afuera” o “Ayer me dijo un ave” estaban hasta en la sopa). Eran canciones que yo entendía, de las cuales conocía su significado y podía tararear mejor que las que estaban en inglés. Sin embargo, ni siquiera se me ocurría que podía ir a un concierto de ellos.

Hace 15 años, cuando Caifanes ya estaban separados, no sé cómo me hice de ese cassette. Me acuerdo muy bien que en ese entonces la canción “Los dioses ocultos” me encantaba y que su solo de guitarra era de las cosas más fregonas que había escuchado en mi vida (y le trepaba con todo el volumen de las bocinitas del coche). Yo no sé si ya se mencionaba o no pero yo, desde el volante de aquel coche, siempre quise que Caifanes se reuniera para verlos en vivo. Era una idea que rondaba constantemente en mi cabeza y que pensé que jamás sucedería.

Expectación

En 2010 se anuncia la reconciliación del grupo, y que ofrecería dos presentaciones (una en México y la otra en Estados Unidos) con la alineación original, que ni es la primera ni tampoco la última, o sea Saúl Hernández, Sabo Romo, Alfonso André y Diego Herrera. Alejandro Marcovich, el guitarrista que le imprimió uno de los muchos sellos característicos del grupo, arribó hasta El Diablito, el segundo ´palbum de la banda

La noticia me llenó de regocijo porque ya no tendría que ver a Jaguares (cosa que nunca hice) para escuchar las rolas de Caifanes y, obviamente, podría ir verlos a ellos, aunque fuera a años luz de su época cumbre, años luz de que Saúl llegara a las notas más altas que lo encumbraron como un excelente compositor y un letrista muy original.

Tengo que aceptarlo, yo no pertenezco a la generación que le tocó verlos cuando recién emergían del underground mexicano, que estuvieron en sus primeros conciertos o incluso se enojaron cuando se volvieron más populares. Pero tampoco soy de la generación a la que le haya tocado escuchar a Caifanes cuando ya se habían desbandado. No, a mí me tocó escucharlos cuando todavía estaban juntos y sonaban en la radio.

También tengo que admitir que nunca tuve un disco en estudio de Caifanes sino hasta muy tarde, y lo más cercano que tuve fue el álbum de grandes éxitos Caifanes (La historia), y sólo el primer volumen (¿o el segundo?). En realidad todo lo que los escuché en el pasado fue en las fiestas de las generaciones que estaban antes que yo en la escuela, y por la radio. Pero no solo era eso. Había en su música algo que me atraía muchísimo. No sé si eran las letras que estaban en español y estaban salpicadas por esa rara mezcla, entre autóctono y moderno, que caracterizaron al grupo. Para mí, la particularidad de Caifanes, a diferencia de otros grupos que empezaban a escribir también español, radica en sus letras, porque desde éstas el grupo asume lo mexicano no sólo desde la música: hay superstición y magia desde la palabra escrita.

Cuando sonaron en el Foro Sol los primeros acordes de “Será por eso”, uno de sus primeros éxitos subterráneos, en mí crecían las ganas de cantar en mi propio idioma y enarbolar, desde mi lengua, el orgullo que siento hacía mi país.

El reencuentro

Como muchos que pertenecen a mi generación y fuimos al concierto, salimos encantados. Los más grandes se quejaron de todo. Claro, ellos los habían visto en su esplendor. A nosotros, los más chicos, nos tocó la novatada. Si tocaron bien o mal, no me importó. Fui con la firme convicción de cantar, cerrar los ojos y escuchar las canciones que siempre había querido disfrutar en directo.

Cuando Sabo Romo destacó al final del concierto cuánto había crecido Caifanes (supongo que nunca se enfrentaron a tanta gente reunida en un mismo escenario), me di cuenta de algo muy importante. Te guste o no el grupo, su música está presente en nuestra memoria colectiva. Son como Café Tacvba o El Tri, grupos que quieras o no te sabes alguna de sus canciones. Ya sea por gusto adquirido, por herencia o porque desde que salieron nunca han sido olvidados por su público, Caifanes nunca se fue. Reto a que en el exilio, al igual que con muchos otros mexicanos, los escuchen y no se emocionen. Como dije, existe algo intrínsecamente mexicano en ellos.

La gira

Sí, Caifanes sale de gira constantemente. Era de esperarse, difícilmente su reunión de hace años iba a quedarse en dos conciertos (inicialmente serían solo esas dos presentaciones: una en el Vive Latino, lugar en el que impusieron el récord de reunir a 70 mil personas; y la otra, presentarse por primera vez en el festival Coachella). Pensando torvamente, si ya se iban a tener que tolerar otra vez, pues que valiera la pena ($). Pensando positivamente, la experiencia de estar juntos les gustó, y han vuelto a hermanar porque se han emocionado a ellos mismos y a sus audiencias con su música. Sin embargo, la expectación con la que esta vez recibí la noticia no estuvo ni cerca de ser tan intensa como la primera. Quizá estoy esperando a que den otro concierto gratuito en el Zócalo para sentir en ese espacio inmenso y simbólico para la cultura mexicana la misma vibra que acompaña al grupo, la misma que desde nuestra tierra, ese lodazal donde se asienta, supuestamente, uno de nuestros símbolos patrios más importantes, nos define como una raza mestiza.

Escrita por:

Juan Bombadil

25 abril 2019

Compártelo en tus redes: