Cuando en 1990 la sonda Voyager 1 tomó una foto de nuestro propio planeta a 6 mil kilómetros de distancia, los ojos de todos quedaron impactados al ver nuestro hogar a lo lejos. “Un punto azul pálido”, pensó una de las mentes más importantes en aquel entonces, Carl Sagan, tras ver la misma fotografía.

El máximo divulgador científico y astrofísico de la historia contemporánea, reflexionó sobre la humanidad y nuestra percepción de las cosas a través de la mirada cósmica. 

Fue entonces, que en 1994 publicó uno de sus más emblemáticos libros, Un punto azul pálido, en el que mira a través de la magnificencia del misterio del universo y el planeta desde nuestra perspectiva. 

“Somos polvo de estrellas”, decía Sagan, quien hoy estaría celebrando su cumpleaños 88, ya que llegó al mundo un 9 de noviembre pero de 1934. Las palabras de Sagan albergan la sombra del alivio en un día soleado. Su capacidad de desenredar toda teoría física astrofísica, matemática y demás, a palabras que cualquier simple mortal pudiera entender, lo distinguieron como una de los mayores divulgadores científicos del siglo pasado. 

Su legado no sólo se trata de la publicación de algunos libros en donde nos explica el mundo, el cosmos y el origen del universo, e incluso alguna historia de ciencia ficción; sino que también desempeñó un papel destacado en el programa espacial estadounidense desde sus inicios y participó en diferentes programas espaciales en conjunto de la NASA.

Es decir, su propia voz viaja por el cosmos, hablamos del famoso Disco de Oro de las Voyager lanzado en 1977. Sagan fue el responsable de uno de los mayores logros como humanidad (lo contrario pensó Stephen Hawkings, considerando algunas consecuencias hipotéticas) pues estuvo detrás de este famoso disco, en el que se envió un mensaje universal con contenido de nuestro planeta y dirigido a la posible vida extraterrestre. 

Hablar de Carl Sagan expande el tema a diversas posibilidades, pero sin duda su labor de divulgador científico lo coloca dentro de lo más importante. En conmemoración de su 88 cumpleaños, hoy queremos mencionarte tres divulgadores científicos contemporáneos que también están edificando su legado a grandes escalas y merecen la pena ser leídos. 

Michio Kaku

Se trata del divulgador científico que seguramente todos hemos visto en algún documental de Discovery Channel. Es famoso por su legado literario y sus diversos programas, pero sobre todo por su incesante búsqueda de la anhelada “Teoría del Todo”, que todo científico busca, hasta el mismísimo Einstein, quien de hecho fue lo que inspiró a Kaku a convertirse en uno de los máximos divulgadores científicos de nuestros tiempos. 

Dentro de sus libros más populares, encontramos el más reciente La Ecuación de Dios (2021), Física del Futuro (2011), Física de lo Imposible (2008). 

Deborah García Bello

Se trata de la química, investigadora y divulgadora científica española que actualmente se dedica a la investigación de materiales aplicados al arte contemporáneo en el Centro de Investigaciones Científicas Avanzadas (CICA) de la Universidad de A Coruña. 

Igualmente es autora de dos libros que explican la química de la vida en diversos escenarios, como ¡Que se le van las vitaminas! y Todo es cuestión de química

Neil deGrasse Tyson

Un fiel seguidor de Sagan es Tyson, tanto así que es el precursor de la aclamada serie de divulgación científica que inició Sagan: Cosmos: A Personal Voyage. 

deGrasse Tyson es un estadounidense astrofísico, escritor y divulgador científico hoy en día bastante relevante en el espectro científico y de entretenimiento. Además, no sólo eso, sino que una de las contribuciones más notables (y controvertidas) de Tyson fue su declaración de que Plutón no debería ser considerado el noveno planeta de nuestro Sistema Solar. Tyson eliminó a Plutón de la exhibición de planetas en el Planetario Hayden, llamándolo planeta enano.

Igualmente, cuenta con diversos libros de divulgación científica en los que explica el cosmos, el comportamiento humano y demás, desde una mirada meramente científica, poética y, por supuesto, cósmica.