Por qué nos gustan los reality shows
01 febrero 2022
Puede ser el nuevo éxito surcoreano de citas y gente atractiva, puede ser la novena entrega de gente fiestera que tiende a pelearse mucho entre ellos, chefs adultos o niños con propuestas innovadoras y muchas ganas de ganar, o simplemente conocer la vida de las sociedades cerradas de Amish en algún lugar de Estados Unidos; no importa cuál sea el que hayas visto, los reality shows siempre están ahí y suelen ser un éxito increíble.
Aunque te avergüences de tu gusto culposo al seguir algún capítulo de telerrealidad, no podemos ignorar que si siguen en cada plataforma de streaming, televisión de paga y pública, es porque gustan y mucho.
Y si están presentes en todos lados es porque tienen un público, un rating que hace rentable este tipo de contenido televisivo, pero realmente, ¿qué es lo que nos hace seguir viendo?
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Primero que nada, y posiblemente lo más obvio, es que nos entretiene. Suelen ser programas que cuentan una historia, pero esta vez en el formato de una historia real, como si fuera un chisme. Literalmente nos propone una aventura casi en primera persona desde casa.
Y claro, todo suele suceder con personas particularmente atractivas, o peculiares, o con una personalidad destacable, que nos hace querer seguir viendo para ver qué sucede. Incluso, puede ser el morbo, como los reality shows donde ponen en primer plano situaciones a las que no solemos estar conectados, como los obsesionados con la limpieza o los que viven ahorrando la mayor cantidad de dinero posible.
Pero además de esto, muchos de estos programas nos venden algo fundamental: emociones.
Ya sea que te presenten amor, odio, euforia, rabia, obsesión, o lo que sea, aquellos personajes particularmente escogidos con antelación, son los causantes de que sientas esas emociones.
Normalmente, cuando vemos un programa con asiduidad comenzamos a crear preferencias por uno o varios participantes del reality: nos sentimos identificados o reflejados en ellos (efecto espejo). Puede ser que te sientas identificado por su vida, que conozcas a alguien que se parece, que te provoquen admiración, compasión o pena.
Los reality shows nos regalan una especie de avatar, donde podemos pseudo vivir la experiencia, las pruebas, el éxito, todo a través de ellos, pero sin tener que esforzarnos para hacerlo o experimentar desde nuestras pantallas qué pasaría si nos pusieran en esas circunstancias.
La empatía tiene un papel fundamental a la hora de crear “lazos” o preferencias con los concursantes. Aquellos con los que más conectemos o sean parecidos a nosotros tendrán mayores probabilidades de ser nuestros favoritos.
También otro aspecto que nos lleva al visionado de este tipo de programa es la curiosidad. El ser humano en gran parte es un ser curioso por instinto primitivo y le gusta saber cómo viven los otros.
Comparamos vidas, conocemos secretos ocultos, podemos hurgar en la vida de desconocidos desde nuestro sillón y eso da morbo. Puede ser simplemente por conocer información de los demás o como método de comparación con nuestras vidas y observar en qué difieren o se asemejan.
Además que todo ocurre de manera fraccionada, es decir como las series, nos enganchamos porque nos cuentan las historias por partes y por ello, nos encontramos viendo todos los capítulos de corrido si están en nuestra plataforma de streaming, o cada semana ocurre el acontecimiento de qué va a suceder ahora.
Sin duda, los reality shows no son un reflejo de la realidad, y aunque puede ser “peligroso” para adolescentes y niños que aún no entienden esto, lo cierto es que lo que hace que sean tan divertidos es que están pensados al milímetro por personas que saben cómo entretenernos.
Casi como un sitcom, podemos saber qué sigue después, qué esperar, cómo es la estructura, y eso nos da tranquilidad y la posibilidad de seguir viendo de principio a fin los maratones que encontramos en Home & Health.
Vamos, que alguien te dirá que hay mejores formas de perder el tiempo, pero realmente apagar nuestro cerebro es más que necesario en diversos momentos de nuestras vidas.
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01 febrero 2022