A pesar de que el entretenimiento surcoreano cada día es más fácil de encontrar, la sorpresa que existe en este tipo de historias, es relativamente nueva. Simplemente el humor ácido e historias diferentes marcan una sólida propuesta que, a pesar de ser entretenida, sobresale frente a las producciones occidentales.

En este sentido, no es de sorprender que Netflix esté apostando por esta peculiar narrativa, y el nuevo éxito (claro que no llegará a las demenciales cifras de visionados de El juego del calamar) surcoreano ya se estrenó: Rumbo al infierno, serie basada en el webtoon Hellbound, de Yeon Sang-ho.

Veamos algunas razones por las cuales no debes perdertela, además que sólo tiene seis capítulos por lo que es increíble para maratonear:

Concisión e intensidad

La serie, pese a contar con los inevitables interludios dramáticos de alta intensidad, rozando el melodrama, va al grano desde el minuto uno presentando el conflicto que vertebra toda la trama: la aparición de unas criaturas que reducen a polvo a algunos humanos muy específicos, a los que aparentemente se llevan al infierno, y el aprovechamiento que de ello hace una secta ultra religiosa. 

Desde ese momento, no levanta el pie del acelerador, no se pierde en subterfugios, y aunque los monstruos aparecen de forma muy puntual, los tenemos presentes de forma invisible en la trama. A lo que ayuda, por supuesto, su ajustada duración de apenas seis episodios.

 

 

 

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Su director, Yeon Sang-ho

El director de Rumbo al infierno es uno de los creadores coreanos de mayor relevancia internacional. Suyas son películas de animación de culto como The Fake o Seoul Station, estéticamente tan oscuras como esta nueva serie. Y sus mayores éxitos internacionales son la magnífica Train to Busan y su secuela Península, que dieron buena cuenta de su pericia para mezclar tensión, drama, acción brutal y terror puro. Todos ellos, ingredientes que vuelven a darse cita en esta serie.

Un tono abrumadoramente deprimente

Rumbo al infierno ha sido criticada por su desesperanzador mensaje y por su tono oscuro. Películas de Yeon Sang-ho como la turbia The Fake ya abundaban en ese estilo, pero su nueva serie lo refuerza con el uso de la mitología católica para reflexionar sobre la culpa y la venganza. Además, la serie posee imágenes y momentos durísimos, como la paliza que recibe uno de los personajes secundarios en el capítulo 3, absolutamente espeluznante.