Tenemos un particular cariño por los superhéroes, en especial a Batman. Llegaron surcando el cielo en los años 30 y cada década revolucionan la cultura de masas desde el territorio de la subcultura geek. Ahora mismo vestimos camisetas con personajes nacidos en la época de nuestros abuelos, hacemos filas para ver sus películas. Pero los héroes, para no morir, deben moldearse a imagen y semejanza de los deseos y terrores de cada época. 

El séptimo arte nos ha mostrado el Batman de Tim Burton y el de Christopher Nolan entre los más populares, así que decidimos platicarte de uno que cimentó nuestro cariño por el personaje: el Batman interpretado por Adam West (1928-2017). Un increíble actor que le dio vida al superhéroe y encarnó a un mito en la televisión (sí, muchas veces doblado al español). Aunque muchos no lo consideren, antes que Michael Keaton, Val Kilmer, George Clooney, Christian Bale o Ben Affleck vistieran la capa de Batman, estuvo Adam West. Y por supuesto la recién estrenada, The Batman. 

El Batman de West fue el Hombre Murciélago de la era hippie: colorido, inocente, a-go-go y dispuesto a disfrutar de la vida mientras hacía justicia. Su interpretación exagerada del héroe de las historietas en una serie de TV de los años 60, posicionó al defensor encapotado en la conciencia de los espectadores con los ¡BANG! ¡PUM! y todas esas onomatopeyas visuales. 

Con el paso de los años, este superhéroe ha ganado adeptos y se ha asentado en la cultura pop como un ícono, y junto a él, ese automóvil que atravesaba Ciudad Gótica. 

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