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Hablemos de “El complot mongol”

16 abril 2019

Hablemos de “El complot mongol”

El complot mongol de Rafael Bernal, es un clásico en las estanterías mexicanas del género negro.

Ambientado en los años sesenta, seguimos a Filiberto García, detective a.k.a. matón del gobierno, quien ha dedicado su vida a “hacer muertitos”; la historia comienza cuando llegan chismes del calibre de intrigas internacionales: la KGB y el FBI creen que China intentará asesinar al presidente Kennedy en su vista a México, y tienen tres días para desmantelar todo.

Con esta premisa que ocurre en las calles del Centro Histórico, vamos enredándonos en la mente de este asesino a sueldo, más parecido a un antihéroe que a un héroe, quien en su camino termina por enamorarse de una china, la encantadora Martita.

Este libro se ha quedado dentro de las grandes demostraciones del género negro en México, bastante actual aunque se desarrolla en los años de la Guerra Fría. Por lo que cuando fui a ver la película, estaba expectante, porque desde mi perspectiva, es una master class de escritura en cuanto a la empatía que genera un personaje despreciable.

Lo que me encontré fue bastante sorpresivo, una película cómica con tintes dramáticos que explota el color como recurso, así como una sensación de cercanía con los personajes, algo similar a lo que sientes con el libro, gracias a los primeros planos.

 

FOTO: portada de la edición del El complot mongol de Rafael Bernal de Planeta de Libros México

 

Esta es la portada del libro que yo leí hace no mucho, y aunque el recurso de las sombras es esencial por el género, también podemos catalogarla como colorida. Algo que podemos encontrar en la película de Sebastián del Amo, y es bastante refrescante para este género que siempre termina por tomarse muy en serio, con colores opacos, grandes sombras e incluso en blanco y negro.

En la adaptación de 2019, podemos encontrar el claroscuro en colores y tomas vivas llenas de luz. Como explicó el director Del Amo, se utilizaron tres colores principalmente, el color verde para el polícia Filiberto García (Damián Alcázar), el rojo para Martita (Bárbara Mori) y la luz en toques amarillos.

Lo que termina por crear una paleta de colores que se intercambian como “un cubo de rubik” en palabras del director. Lo cual podría ser un buen indicio de que la película no será la típica del género negro, o como su antecesora de 1977 dirigida por Antonio Eceiza, oscura y muy seria, sino en El complot mongol de 2019 podremos apreciar una comedia muy bien lograda.

Actores del calibre de Damián Alcázar, Bárbara Mori, Eugenio Derbez, Xavier Sánchez “Chabelo” y Roberto Sosa comparten esta historia de intriga mundial. Muchos de ellos salen de sus zonas de confort con los papeles que interpretaron, y terminó por ser una sorpresa lo bien que se enfundaron los sacos de los personajes, demostrando el talento que no siempre podemos ver.

Como el caso de Xavier López, más que conocido por el mítico personaje de Chabelo. El director cuenta que cuando lo llamó para actuar otro personaje más que el amigo de todos los niños, López se emocionó, ya que podría demostrar para lo que estudió.

O el caso de Bárbara Mori, que como en la mayoría de sus actuaciones interpreta al objeto de deseo, esta vez se añade que interpreta a Martita, una mujer china inmigrante en México, lo que implicó sesiones de maquillaje poco cómodas, así como ir a hablar con mujeres de esta nacionalidad que ya hablan español, para tratar de emular el característico acento. Así pues, logra interpretar al personaje de Martita, tan fundamental dentro de la novela El complot mongol.

Mi principal expectativa sobre esta adaptación era la forma en la que iban a tratar la cercanía que Bernal hace tangible, ya que la novela tiene dos narradores, uno en tercera persona que relata las acciones y el propio Filiberto Sánchez, quien de forma soez y suspicaz cuenta sin tapujos sus pensamientos, haciendo que sea inolvidable su grosería favorita.

Y esta expectativa se llenó, ya que el director y guionista se decantaron por la ruptura de la cuarta pared, en la que Filiberto se dirige a nosotros para contarnos sus pensamientos sobre Martita, así como las hilarantes respuestas al cometer sus tropelías, por ejemplo “los muertos son como los niños, aparte de hacerlos, tienes que cargarlos”, lo que da el tono exacto de acidez que esta comedia negra necesita.

Además de esto, la cámara siempre mira de cerca a los personajes, con primeros planos que nos dejan entender la personalidad de cada uno, lo que desemboca en un filme contado por expresiones faciales y diálogos bien pulidos.

Así que no esperen encontrar una película con grandes panorámicas, sino que todo está determinado por acciones precisas. Pareciera que este recurso responde a la información reducida que se tiene que ir ampliando conforme la investigación avanza, hasta que se resuelve la intriga internacional.

En resumen es una película que logra el cometido de un buen filme mexicano comercial, entretener sin dejar de lado la calidad, que no le deja nada a deber al libro que adapta.

Una muy buena opción para estas vacaciones de Semana Santa, ya que se estrena este 18 de abril en salas comerciales.


Escrita por:

Nora Morales

16 abril 2019

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