Con "El niño y los sortilegios" de Maurice Ravel inicia el ciclo "¡La ópera es puro cuento… y el teatro y el circo también!" en el Cenart
30 junio 2025

El escenario del Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes (Cenart), institución de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, se transformó en un bosque encantado, cuando la ópera en un acto El niño y los sortilegios cobró vida con música de Maurice Ravel y libreto de Sidonie-Gabrielle Colette.
Con dirección escénica de Ignacio González Cano y la batuta de Andrés Sarre, la puesta sumergió al público en un viaje de humor, imaginación y enseñanzas sobre respeto, empatía y creatividad.
Desde su estreno mundial en Montecarlo el 21 de marzo de 1925, dicha ópera habla de la infancia como un espacio de magia, frustración y vulnerabilidad. En la versión, que en verano de 2025, llegó al Cenart el niño protagonista no solo se rebela contra las tareas escolares, sino que se refugia en el universo digital, al jugar videojuegos y rodearse por una iconografía contemporánea que dialoga con las nuevas generaciones.
La escenografía de Matías Otálora y el vestuario de Joanna Nogueiras Yankelevich trasladaron la ópera al presente: emojis que flotan en pantallas, teclas de computadora convertidas en escenografía y efectos visuales que conectan con la cultura digital actual. Todo enmarcado por la iluminación poética de Roberto López‑Rodríguez, que acentuó las transiciones emocionales del relato.
Durante la función, la emoción fue palpable primero en las voces infantiles. Clara, de ocho años, confesó con naturalidad: “El niño se portó mal y por eso le pasó todo lo del bosque; no está bien pasarse de grosero con sus papás”. Cerca de ella, Andrés, de nueve, remarcó la fuerza musical: “Me gustó mucho cómo cantaban todos, se escuchaba fuerte y bonito, como un cuento cantado, yo tenía que leer mucho con los subtítulos”. Valentina, de 17 años, interpretó la lección moral: “Me gustó la moraleja, que cuidar tus actos importa, porque todo puede volver contra ti si no piensas”.
De manera similar, Maricela, una madre presente en la función, valoró lo fácil que es de entender el relato: “Me emocionó ver que todos pueden entender la historia. Hay mucha ternura, humor, y al final sientes que aprendes tanto como los niños”, dijo.
Musicalmente, la interpretación se apoyó en un acompañamiento pianístico vibrante y en el trabajo vocal del Estudio de Ópera de Bellas Artes, que aportó textura y dinamismo a la obra. La soprano Hildelisa Hangis, en el rol principal durante esta función, llevó con expresividad la evolución del personaje: de la terquedad infantil al asombro frente a un mundo transformado por la magia.
El niño y los sortilegios invita a reflexionar sobre la importancia de los límites, la responsabilidad y la conexión emocional con el mundo que habitamos. La experiencia resultó conmovedora, conmocionante para muchos y, sobre todo, una puerta abierta para que niñas, niños y sus familias se acerquen a la música, la danza y la ópera con una mirada fresca y lúdica.
El ciclo “¡La ópera es puro cuento… y el teatro y el circo también!” presentará funciones para mayores de ocho años, con supertitulaje en español y otras piezas para todo público, además de funciones relajadas. Para consultar la cartelera se puede visitar la página cenart.gob.mx.
Boletín: Dirección de Prensa de la Secretaría de Cultura. Redacción: VEC. Fotografías: Secretaría de Cultura
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30 junio 2025