La soledad es una cuestión peliaguda para una gran parte de la población, somos seres sociales, y aunque muchos no han sufrido tanto el encierro consecuencia a la pandemia, hay una gran cantidad que sí, sobre todo los que viven solos y son solteros.

Es una cuestión un poco curiosa y complicada, a pesar de que en nuestro país no hubo una cuarentena obligatoria como en otros países, sin duda, la vida social de la mayoría se puso en una pausa indefinida.

Y ahora, pensando en las predicciones poco alentadoras pero realistas de la duración real de la pandemia, nos cuestionamos cómo será nuestra vida sin la proximidad humana previa, sobre todos aquellos acostumbrados a conocer y ligar personas en lugares como bares, antros y fiestas varias.

Todos aquellos que se aventuraban en las aplicaciones de ligue y terminaban en un bar con un completo desconocido, con el que se podría concretar algo más íntimo o no, pero la simple cercanía a la que estábamos acostumbrados, simplemente se ha esfumado.

Por lo que nos preguntamos sinceramente, qué pasará con todos los solteros. Más allá de una cuestión melodramática, si en algún punto tuvo sentido la frase de mamá, “No hables con extraños”, sin duda este es ese momento.

Muchos creen que la solución son las aplicaciones de citas y los encuentros por videollamada, pero si es complicado continuar una conexión que comenzó prepandemia por estos medios, crear una ahora suena aún más complejo.

No por nada más de una relación se ha roto en estos pocos meses, lidiar con sus propios monstruos en aislamiento no es fácil.

Si buscas “soltería en tiempos de confinamiento” online los artículos que salen son más bien tristes, desesperados y poco halagadores. Sobre todo porque todos fueron creados cuando el aislamiento estaba en su máximo esplendor, cuando el final se veía insondable.

No ha cambiado mucho, pero ahora sabemos mucho más de lo que conocíamos al inicio, y sentir que sabemos algo, da tranquilidad.

Es cierto que la presión de todos estos meses que ya pasaron, y que no hemos podido realizar nada de los planes que teníamos, es una gran frustración. Refinery29 publica un texto de Rosie Gizauskas, una mujer que ha comenzado en los primeros pasos de los 30, y cada vez siente más cercana la frustración de no conseguir lo que deseaba a los 35, tener una familia.

Aunque es una presión social, como ella misma reconoce, no sabe muy bien cómo lidiar con todos aquellos planes que deseaba, y ver que un año de su vida (un año fértil, nada más y nada menos) ya se fue a la basura. Además de las predicciones de los epidemiólogos, en la que el distanciamiento físico es lo único que nos mantendrá seguros hasta que haya una vacuna.

Aunque parece que el tiempo se nos perdió en un limbo, la realidad es que todo el tiempo que necesitábamos para nosotros nos lo dieron, pero quitándonos otras tantas cosas que creíamos inamovibles.

La psicóloga Jo Hemmings, experta en relaciones, comentó:

Si hay algo bueno que sacar de la situación en la que estamos, es la oportunidad de prepararse para el futuro y pensar en lo que espera y desea en una relación futura. Podrías reconsiderar el tipo de persona con la que te gustaría estar, dónde querrías vivir o [lo que quieres] hacer para ganarse la vida. Si quieres un bebé, puedes comenzar a pensar en las posibilidades para el futuro que no había considerado antes, como convertirse en madre soltera o adoptar. No puede cambiar la situación actual en la que estamos, pero puede pensar en cambiar la forma en que podría hacer las cosas en el futuro.

Todo ese tiempo que creíamos perdido entre transporte, planes en los que no deseábamos estar, conviviendo por obligación, entre muchas otras actividades, ahora lo recuperamos. Tal vez no de la forma en la que queríamos, pero pocas cosas son así.

Por lo que más allá de pensar todo aquello que nos falta, y que vemos en el Instagram del otro, como que vive con una pareja, tal vez es momento de mirar hacia dentro y ver de frente todo aquello que ignorábamos con la saturación de nuestro tiempo.

La soledad no es una cuestión de solteros, puedes sentirte solo aún estando con tu pareja, por lo que sería interesante preguntarnos qué es lo que nos hace sentirnos en soledad, y qué esperamos encontrar en el otro que no tenemos con nosotros mismos.

No sólo en cuestiones simples como poder hablar con alguien, o un contacto humano que nos dé confianza, sino aquello que nos da miedo o pena admitir, como que esperamos validación en el amor del otro, o alguien que nos ayude a querernos un poco más.

Claro que estas no son enchiladas, ni enfrijoladas de Anahí, por algo existen profesionales que nos acompañan en estas travesías griegas. Pero no hay mejor momento, ahora que el tiempo parece el recurso que abunda, ¿no?

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