El canibalismo ha sido una constante en la historia de la humanidad. Desde el simbolismo de comer la carne y tomar la sangre de Cristo; pasando al ritual como el de la tribu Wari que come los cuerpos de sus parientes muertos para liberar su espíritu; hasta el patológico con asesinos seriales como Jeffrey Dahmer.

Aunque esta práctica es unánimemente definida como lo más bajo que un humano le puede hacer a otro, sin duda, la recurrencia en la pantalla chica, grande y en los libros, nos habla de la intriga y el simbolismo que este acto genera.

Incluso hasta llegar a clasificarlo entre el simbólico y el de sobrevivencia. Este último pensando como un acto altísimo del espíritu humano, como lo vemos en la película Alive (1993), película biográfica sobre los supervivientes de los Andes; pero el primero realmente está en todos lados, incrustado en nuestras maneras de hablar y referirnos a las victorias, incluso al sexo, (este es un buen momento para recordar “Ven, devórame otra vez”, del recientemente fallecido Lalo Rodríguez).

A pesar de que la representación de los antropófagos es variada, siempre hay terror de por medio, dejando en claro lo repugnante que es. Gracias a esta veta terrorífica, tiene un poder metafórico lo veamos por donde lo veamos.

Cuando el destino nos alcance tiene que ver con el colapso climático y la lucha de clases; El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante, de Peter Greenaway, ofrece una venganza decadente, así como la serie Hannibal de Bryan Fuller, aunque con un subtexto homoerótico. Así como House of Hammer, la docuserie que detalla la caída en desgracia del actor Armie Hammer, utiliza el fantasioso deseo caníbal como abreviatura de un legado familiar de codicia rapaz.

Y como “auguró” Cuando el destino nos alcance, ambientada en 2022, este año ha encontrado nuevos enfoques y narradores. Que sólo continúan el legado de Raw, de Julia Ducournau y Jennifer’s Body, de Karyn Kusama, las cuales comienzan esta tendencia, esta vez profundamente femenina.

A medida que las escritoras y directoras insuflan nueva vida a las historias caníbales, obtenemos una mirada más íntima sobre el devorador de personas. Tal como Fresh de este año, dirigida por Mimi Cave, comienza como una comedia romántica, llena de colores brillantes, diálogos ágiles y lindos encuentros, hasta que se voltea y vislumbramos una historia de terror.

Un romance caníbal ambientado en un Estados Unidos oprimido a mediados de la década de 1980, Bones And All, que se basa en la novela de Camille DeAngelis de 2015, despliega el canibalismo para explorar el potencial devorador del amor romántico, el largo brazo de los lazos familiares tácitos y la necesidad de nutrirse en un mundo de privaciones y negligencia.

Así es como después de una post pandemia, parece ser que el canibalismo nos habla directamente. La mayoría de nosotros nos damos cuenta de que el capitalismo de última etapa no está cumpliendo su promesa, y la participación interminable en la cultura del ajetreo a menudo se siente como si nos estuvieran devorando un bocado a la vez. 

Además de crear lazos profundos en la resignificación de la feminidad, la cual lleva mucho tiempo centrada en el consumo, en lo qué se puede comer, en la forma de presentarse al mundo de forma apetecible, y cómo se siente que te reduzcan a partes de un cuerpo.

Así es como después de siglos de que el canibalismo fuera descrito por la “mirada masculina”, la oleada de nuevas historias con una mirada femenina, está aquí para darle un nuevo significado a este símbolo.